martes, 13 de septiembre de 2016

Alrededor de la idea de Revolución


SOLO LA IMAGINACIÓN, LA AUDACIA Y EL SUEÑO, PERMITEN TANTEAR Y ANTICIPAR LO QUE POR DEFINICIÓN ES SIEMPRE INESPERADO.

Conversación con el profesor Pierre Serna en el Instituto de Historia de la Revolución Francesa (IHRF) de la Sorbonne. La Revolución ha sido siempre objeto de controversia en Francia (y no solo), con olas académicas “reaccionarias” y “progresistas”. Cada generación defiende y renueva su idea de la Revolución. Serna se formó en la época retro de François Furet (la Revolución igual a terror y matriz de la dictadura), pero su instituto es progre, por eso tras 80 años de historia lo quieren devaluar vía fusión. “La ciudad de París no quiere ayudarnos”, dice. Seguimos en la onda retro nacida hace treinta años y que tanto daño a hecho en economía destruyendo el consenso de posguerra. No hay economía sin ideología y el neoliberalismo se armó de la correspondiente. Allí es donde se inserta el discurso de Furet, que el gran Moshe Levin desmontó con tanto acierto en su vector ruso.

En París hay una petición de historiadores para darle una calle a Robespierre, figura demonizada. La derecha se niega. El Incorruptible fue quien puso los derechos sociales en el centro del escenario. Introdujo en la Constitución de 1793, la más democrática, el invento de la pensión de jubilación, la seguridad social, los subsidios para las familias de más de tres hijos, las casas de educación para las madres solteras o el derecho al trabajo contra las condiciones más degradantes. Se opuso a las colonias y el esclavismo. Está claro por qué se le adjudicó, en solitario, los muertos del terror y la dictadura: “para tapar lo social”, dice Serna.